sábado, 21 de junio de 2008

A propósito de la poesía de José Régio



por Mijail Lamas

La literatura portuguesa goza hoy en día de una patente notoriedad en nuestro país, debido sobre todo al auge de algunos excelentes narradores como António Lobo Antunes, José Saramago y Miguel Torga.
A su vez, en los últimos treinta años, la figura del portento que encarnan Fernando Pessoa y su pléyade de heterónimos ha impreso una marca indeleble en las mentes de innumerables lectores. La literatura de Portugal es, pues, indispensable para entender un aspecto de Europa que hasta hace no poco había estado oculto para muchos.
Sin embargo, hay todavía un gran número de escritores lusitanos que se hallan ausentes de las librerías. De la poesía de Portugal, que durante el siglo XX ha sido brillantísima, se edita muy poco en nuestro país, salvo por las valiosas traducciones hechas por escritores mexicanos —uno de los más notables es, sin duda, Francisco Cervantes.
Hay que recordar que a este período se le considera el Siglo de Oro portugués. En España, vecino incómodo de Portugal, la cosa no es distinta. Si bien han existido esfuerzos por traducir a poetas notabilísimos —como es el caso de Luís Vaz de Camões, un equivalente portugués de Cervantes que también escribió en español—, las ediciones de poetas portugueses del siglo XX no son numerosas.
En este universo de poetas, la figura de José Régio es fundamental y cautivadora. Poeta esencial, lo es también desde la perspectiva crítica, en la que incursionó de manera contundente y directa. Régio es tal vez el escritor más representativo del segundo modernismo portugués, que tuvo como escaparate creativo a la revista Presença, de la cual también fue
fundador el ensayista João Gaspar Simões. Críticos como Silva Carvalho consideran al segundo modernism portugués un retroceso estilístico respecto del primer modernismo, que tuvo como mayor exponente a Fernando Pessoa. La razón de este juicio, un tanto severo, se debe a la recuperación que los poetas de Presença hacen de algunas de las más destacadas figuras del simbolismo portugués, como es el caso de Florbela Espanca, escritora dilecta de Régio.
La indagación del segundo modernismo no se interesa del todo por la asimilación de los aspectos más experimentales del primero (hallados esencialmente en Sá-Carneiro y Álvaro de Campos), si acaso observamos la utilización del verso libre, pero en el mayor de los casos se conservan el metro y la rima. En el caso particular de José Régio se enfatiza sobre todo la búsqueda de un estilo individual que recupera de sus antecesores inmediatos las reflexiones teóricas sobre el sensacionismo, las cuales plantean un cambio en la interiorización del poema, una percepción no intelectualizada de las sensaciones, ejerciendo así un cambio considerable en el tratamiento del poema. En este aspecto encontraremos la verdadera experimentación del segundo modernismo, dado que no desatiende los sentimientos más complejos del alma humana por la incorporación experimental que se plantean las vanguardias en el nivel lingüístico.
Específicamente, la poesía de Régio se debate entre los opuestos, el mundo interior contra el exterior, la salvación y la condenación, la crítica acerba de la sociedad y la piedad cristiana; y finalmente la lucha y convivencia del bien y el mal, por las que él mismo se considera engendrado: «pero yo, que nunca principio ni concluyo / nací del amor que hay entre
Dios y el Diablo».
Los poemas que aquí se traducen pertenecen al primer libro de José Régio, Poemas de Deus e do Diabo, acontecimiento literario que en su primera edición pasó inadvertido, pero que en ediciones subsecuentes logró perturbar algunas conciencias conservadoras. De naturaleza combativa, los poemas expresan la resistencia que opone el artista ante la vida común
y fácil, atendiendo al llamado superior del arte.
En las posteriores ediciones de Poemas de Deus e do Diabo el autor incluyó un postfacio en que reflexiona sobre su vida y su obra. En él polemiza sólidamente con diferentes autores y movimientos literarios a lo largo de la historia contemporánea de su país.
(A modo de introducción para dos poemas de José Régio traducidos por mi, esta nota apareció en el N. 51 de la revista Luvina)

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