lunes, 13 de febrero de 2012
La geografía de los solos
Solos
Colección literaria Almuerzo Desnudo.
Editorial Mar Abierto
2011
La soledad es un territorio plural, ahí el oficinista soltero, el jubilado y la viuda se encuentran, se miran con sospecha. Los solos habitan en esa geografía de bloques de departamentos, de cubículos de oficina, donde algunos navegan la noche frente a sus monitores, se inscriben en una red social y escriben mensajes como quien lanza una botella al mar con una nota de rescate. Esta es la materia con la que Xavier Oquendo Troncoso construye Solos (Mar Abierto, 2011), libro dividido en cuatro ejes temáticos, donde la condición solitaria del hombre actual se devela, para darle nombre a todo el volumen.
En “Solos” y “Nacimiento del dolor”, aunque están definidos como dos apartados, la temática de la soledad lanza una línea que los sujeta. En el primero se describe la fisionomía anímica del solo, en el otro la geografía del lugar que anhela: “Ese rincón donde la luz no se refleja,/ en ese desván de la casa de todo hombre,/ ahí te habito, como una hortensia de alameda”
Al leer estos dos apartados, en una época donde la tecnología multiplica las formas de comunicación instantánea, volvemos a vislumbrar la paradoja de nuestro tiempo, las múltiples formas de estar conectado no aminoran nuestra soledad.
“La posta”, largo poema en la tradición de Jorge Manrique, donde se reflexiona sobre la paternidad como en un juego de espejos (”Tarde o temprano/ seré padre de mi padre”), funciona como intermedio, donde la tensión poética se concentra en un camino muy distinto al anterior, ayudando a construir el carácter heterogéneo del volumen.
“Esto fuimos en la felicidad”, cuarto apartado, está formado por una serie de poemas que a su vez conforman el “Diario de los Bíblicos”, donde el yo lírico construye con materiales domésticos y la nostalgia como guía, entrañables pasajes de un grupo de amigos de juventud, apóstoles de una nación perdida, donde expresiones de la cultura popular apuntalan el contexto histórico de los episodios referidos. Este apartado contiene poemas de alta factura como “El primer país”, “El segundo a bordo” o “La Bohemia”; cada uno es una coordenada que traza una línea de una vida en común.
Finalmente, “Nostalgia del día bueno” nos ofrece una serie de poemas que es un diálogo intertextual con Yves Bonnefoy y Antonio Gamoneda, en el que hay un trabajo íntimo apuntalado con imágenes claras donde el mundo se nos muestra con una luz mucho más ligera.
Solos es un rico muestrario en temas y formas, donde Xavier Oquendo, voz fundamental de la poesía ecuatoriana de los últimos años, nos muestra sus recurrentes obsesiones, así como la riqueza de sus registro poético.
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